This month
Cuando llegó la policía, el Doctor MacDonald yacía herido. Su mujer embarazada y sus dos hijas habían sido brutalmente asesinadas.
El Doctor MacDonald declaró que unos hippies habían entrado en la casa y, en nombre del ácido, habían ejecutado a su familia.
El Doctor MacDonald era respetable, fue el chico más popular del instituto y Richard Nixon le hubiese dado un apretón de manos.
El año anterior, el hombre había llegado a la Luna. En 1970, el maldito Apollo 13 estallaba en el Pacífico.
Porque 1970 mató a 1969. En medio de sangre, sobredosis, resaca y catástrofe, nacía otra era, contradictoria, llena de deudas, un tanto cínica.
Se acabaron los Beatles, Diana Ross dejó las Supremes, el mes de octubre devoró a Janis Joplin y no quedaron más días para Jimi Hendrix.
Entre excesos y tormentas, se miraba a épocas más inocentes con manifiesta nostalgia. El sentimentalismo se ponía de moda.
Los hermanos Carpenters querían estar 'Close To You' y Linda Ronstadt evocaba un 'Long Long Time'.
Eran dos odas a los amores platónicos, ideales para el fin de la rebelión, diseñadas para el momento en que los sueños adolescentes volvían a encerrarse en pisos de arriba y suspirarse en discos de vinilo.
Ali MacGraw y Ryan O'Neal hacían llorar con 'Love Story', que nos recordaba que lo bonito se acaba.
¿Quién tenía la culpa de que el sueño se hubiese terminado? ¿La CIA? ¿Richard Nixon? ¿El Vietcong? ¿Yoko Ono?
Los Beatles ya lo decían. Déjalo estar. Let it be.
Van Heflin subía al avión de 'Aeropuerto' con una bomba en su maletín, la Torre Norte del World Trade Center se erigía orgullosa por primera vez y Salvador Allende era elegido presidente de Chile.
Una calma siniestra inundaba las listas de bajas en Vietnam, al mismo tiempo que el cruel monzón detenía la contienda.
En casa, se sucedían las preguntas y las sentencias acerca de las tropelías de My Lai.
Black Sabbath abría las puertas del heavy metal, y unas inolvidables 'locas' de San Francisco nos enseñaron en qué consistía ser gay; 'Los Chicos de la Banda' marcaban los pasos de la revolución sexual, única herencia exitosa de la década anterior.
A pesar del enrarecido clima de 1970, el futuro iba a traer buenas cosas. Como indicaba la apertura del show de Mary Tyler Moore, 'you're gonna make it after all'.
Conocimos a 'Patton' y a la Morritos Calientes de 'MASH'. Dos películas, dos irreverentes retratos de las campañas extranjeras, dos espejos de Vietnam bajo coartada.
Para 'MASH', Rick, el hijo de Robert Altman, compuso 'Suicide is Painless', melodía triste y bufonesca, lo más cercano a una definición exacta de la era que comenzaba.
Jack Nicholson era el héroe adecuado, tras pedir un heterodoxo sandwich en 'Five Easy Pieces'.
Y 'Más Allá del Valle de las Muñecas', secuela/parodia del éxito sesentero, terminaba con masacre en chalé de Beverly Hills.
Porque nadie paraba de pensar en Sharon.
No entraron ningunos hippies en la casa del Doctor MacDonald. El escenario era una burda imitación del asesinato de Sharon Tate.
El respetable Doctor MacDonald masacró a su propia familia y nunca dijo porqué.
Como cantaba Gordon Lightfoot, 'si pudieras leer mi mente, qué historias te contarían mis pensamientos'.
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